Universidades Públicas: calidad cerca de casa

Recientemente se ha publicado la edición de 2022 del Academic Ranking of World Universities (ARWU), también conocido como ranking de Shanghái por ser elaborado, desde el año 2003 por la  Universidad de  Jiao Tong, ubicada en dicha ciudad. Y como siempre suele acontecer, no son pocos los que, lamentablemente,  aprovechan la ocasión para lanzar soflamas y arengas acerca del lamentable estado de nuestro sistema educativo y, singularmente, de nuestro sistema universitario. Eso sí, suelen referirse siempre a la mala calidad del sistema educativo público, nunca del privado.

Diario de Pontevedra, 3/09/2022

El ranking de Shanghái sitúa a 39 universidades estadounidenses entre las 100 mejores clasificadas del mundo y, además, sitúa a 8 de sus universidades entre las 10 primeras, las otras dos son las inglesas de Cambridge y Oxford. Si analizamos el tramo de las 100 primeras, veremos que no aparece ahí ninguna universidad española.

Nuestra universidades públicas, 39 de 47, el 83% de ellas, figuran entre los 1.000 primeros campus del mundo. Tengamos en cuenta que el número total de universidades se aproxima a unas 30.000, lo cual da ya una idea de lo que supone figurar entre las 1.000 primeras; pese a ello este es el argumento que más utilizan los agoreros de la España negra para destacar el supuesto desastre de nuestra educación superior.

No me referiré en esta ocasión, y tampoco soy un experto en ello, a la metodología empleada para establecer el ranking de Shanghái y que perjudica en gran medida a universidades como las españolas.  Entre ellos, el tamaño de las universidades, los Premios Nobel entre su profesorado, la investigación y patentes o la colaboración público-privada. Una metodología discutible que, además, cuando se desglosan estos apartados, así como cuando hablamos de facultades concretas, sitúan a nuestras universidades en un mejor y destacado nivel.

A lo que sí quisiera referirme, y me parece un hecho relevante, es a los niveles de calidad a los que puede acceder el alumnado universitario. Si volvemos al caso de los Estados Unidos, podremos ver como situar a esas 39 de sus universidades en el top100  se hace a costa de un grandísimo nivel de desigualdad. Los datos son contundentes, tan solo el 23% de las universidades estadounidenses aparecen en algún lugar de la clasificación, esto es, entre las 1.000 primeras. Sin embargo, recordemos que el 83% de las españolas sí aparecen en ese tramo.

La conclusión está bien clara, las universidades españolas ofrecen un alto nivel de calidad a la práctica totalidad de su alumnado. Universidades distribuidas por toda la geografía española que permiten así unos costes razonables en cuanto a tasas y desplazamientos, todo ello acompañado de un sistema de becas que alcanza en este curso la mayor partida de la historia. Por el contrario, más del 80% del alumnado de EE.UU. se ve obligado a cursar sus estudios en universidades que no aparecen en ningún lugar de las 1.000 primeras y a unos costes muy superiores. No olvidemos la situación del alumnado de ese país que cuenta con deudas (por culpa de los créditos que se veían obligados a contraer para continuar sus estudios) que alcanzan los 20.000 dólares de media por alumno. Unas deudas que cuentan con grandes dificultades para ser resarcidas, aliviadas ahora por la medida implantada por el presidente Biden de condonarlas en un 50%.

Sí me dan a escoger entre los sistemas universitarios de España y EE.UU. no albergo ninguna duda, me quedo con nuestro sistema universitario público. Y eso no significa conformismo. Sabemos las necesidades de nuestra universidad que precisa de una mayor financiación (Feijóo y Rueda bien podrían tomar nota de algo que sí les compete en Galicia), de mayores recursos para incrementar la función investigadora (la recién aprobada Ley de Ciencia del gobierno de Pedro Sánchez es sin duda un gran impulso), menores cargas de burocratización y mejorar la situación y sistemas de acceso del profesorado. Esperemos que la nueva Ley del Sistema Universitario (LOSU), actualmente en desarrollo, contribuya de forma efectiva a optimizar nuestras universidades.

Y recuerden, tenemos un gran sistema universitario público con un alto grado de equidad y que ofrece al conjunto del alumnado un más que razonable nivel de calidad cerca de casa.

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