Política de vales ¿Y quién ganará la batalla?
En la revista estadounidense The Nation, en un reciente artículo firmado por los expertos en educación Jennifer C. Berkshire y Jack Schneider, podía leerse lo siguiente:
«En otras palabras, no se trata simplemente de que los vales [para pagar matrículas en las escuelas privadas] subsidien a familias afortunadas y no a familias necesitadas. Es que estos obsequios cada vez más caros amenazan con desplazar los programas de los que dependen las familias trabajadoras y las que se encuentran por debajo del umbral de pobreza, afianzando aún más la desigualdad. El resultado será una batalla campal por los escasos recursos, que enfrentará a los padres adinerados que se benefician de vales escolares contra la mayoría de las familias cuyos hijos todavía asisten a escuelas públicas. ¿Adivina quién es probable que gane?».
Un duro artículo sobre las políticas educativas que se están llevando a cabo en varios estados norteamericanos y sobre las consecuencias de las mismas. La conclusión a la que llegan los autores del artículo no puede ser más desoladora y, por desgracia, no está lejos de lo que puede pasar en nuestro país de triunfar las tesis conservadoras y neoliberales que el Partido Popular y VOX pretenden implementar en nuestro sistema educativo público.
Y no estamos hablando de un hipotético futuro, estamos hablando de realidades ya puestas en práctica en España en aquellas comunidades en las que las políticas neoliberales atentan contra la escuela pública. Cambiemos las palabras del artículo y, en lugar de hablar de política de vales, hablemos de políticas de becas. Y recordemos esas becas para centros privados a las familias que ganan más de 100.000 euros al año.
Sí, becas para que puedan pagarse sus escuelas privadas esas familias de «rentas medias que en Madrid lo están pasando también muy mal». Esas fueron las palabras de la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, para justificar la implantación de esas becas. Para esas familias que, sigue diciendo Ayuso, ganando más de 100.000 euros al año «van a tener difícil llegar a fin de mes». Y, semejante insulto y bofetada a las clases medias y desfavorecidas de nuestro país, no lo olvidemos, con el beneplácito de Feijóo y el asentimiento de Rueda.
En ese artículo de The Nation, los autores señalan cómo en el estado de Kansas, no solo los demócratas, sino también los propios republicanos reaccionaron ante una política educativa que se volvía contra sus propios hijos. Me gustaría pensar que una reacción semejante se diera en nuestro país y que los votantes, todos los votantes, reaccionaran ante quienes atentan contra nuestro sistema educativo público, ante aquellos que defienden un sistema educativo privado, ante los que, en definitiva, pretenden que la escuela pública quede como un servicio de beneficencia para los más necesitados, mientras se les paga la escuela privada a quienes, ganando 100.000 euros al año, apenas -valga la ironía- pueden llegar a fin de mes.
Lo dicho para educación lo podríamos extender al conjunto de servicios públicos esenciales, y de modo especial a la Sanidad Pública. Espero que en estas elecciones del 18-F en Galicia los votantes, todos los votantes, tengamos en cuenta lo mucho que nos jugamos en la defensa de unos servicios públicos de calidad para todas y todos.
De no ser así, la pregunta de los autores del artículo, «¿adivina quién es probable que gane?», tendrá una respuesta desgarradora que significará el deterioro de lo público, la victoria de la privatización y el triunfo de las políticas de «sálvese el que pueda».