Doy la bienvenida a su odio

«I welcome their hatred» (Doy la bienvenida a su odio), esa fue la frase clave del discurso de Franklin Delano Roosevelt en el Madison Square Garden durante su campaña electoral de 1936.  Y con esa frase interpelaba al odio de los más ricos y poderosos del país a causa de la «Ley de Ingresos» presentada por el propio Roosevelt en 1935.

Con esa ley, más conocida como la ley del «Impuesto a la riqueza», el presidente estadounidense pretendía gravar, hasta en un 75%, a aquellos ciudadanos que ganaban más de un millón de dólares al año, mientras la mayoría del pueblo bastante hacía con sobrevivir en los años de la Gran Depresión.

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Autor de la cita

«I welcome their hatred»

Franklin Delano Roosevelt (1882-1945)

Diario de Pontevedra, 23/03/2024

Con ese «doy la bienvenida a su odio», el presidente norteamericano respondía a la fuerte campaña de los beneficiarios de las grandes fortunas, de los sectores financieros y de la gran banca. Pero Roosevelt no solo no se arredró, sino que basó en esa ley de «Impuesto a la riqueza» su campaña electoral. El éxito de su estrategia fue absoluto y Roosevelt ganaría ese año, y de forma abrumadora, las elecciones a la Presidencia de EEUU.

Si nos trasladamos a la época actual, podemos contemplar como Joe Biden también presenta, aunque de forma más modesta, su propio plan de «Impuesto a la riqueza» y, por supuesto, se enfrenta a los mismos enemigos.

Desde la Casa Blanca expresan de este modo lo justo de tal impuesto: «Los multimillonarios ganan su dinero de maneras que a menudo se gravan a tasas más bajas que los ingresos salariales ordinarios, o a veces no se gravan en absoluto, gracias a lagunas gigantescas y preferencias fiscales que benefician desproporcionadamente a los contribuyentes más ricos. Como resultado, muchos de estos estadounidenses ricos pueden pagar una tasa promedio de impuesto sobre la renta de solo el 8 por ciento sobre sus ingresos completos, una tasa más baja que la de muchos bomberos o maestros».

No hace falta señalar que esa medida, el impuesto a la riqueza, cuenta con la oposición total de Donald Trump. También en España el anuncio en su día del impuesto a la Banca y a las grandes fortunas y empresas del gobierno de Pedro Sánchez contó con la firme oposición del VOX y del Partido Popular que no dudaron en tachar esa medida de inconstitucional. Posteriormente, la mayoría del Tribunal Constitucional avalaría su legalidad.

Los ataques a cualquier modalidad de implementar impuestos a las grandes corporaciones, a la banca, a los multimillonarios, no cejarán pues sus armas, singularmente el uso de los medios de comunicación, son poderosas. Por desgracia todavía conservan todo su vigor las palabras del discurso de Roosevelt de 1936:

«We had to struggle with the old enemies of peace: business and financial monopoly, speculation, reckless banking, class antagonism, sectionalism, war profiteering» (Tuvimos que luchar con los viejos enemigos de la paz: los monopolios empresariales y financieros, la especulación, la banca imprudente, el antagonismo de clases, el seccionalismo y la especulación con la guerra).

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