La Stasi y el Voucher: La escuela de la VLLC

En una reciente conferencia en el Colegio Cardenal Copello, su colegio, y ante un auditorio repleto de escolares, el inefable presidente argentino, Javier Milei, se expresaba de la siguiente manera: «Hay un chiste… No lo puedo decir, es muy grosero. Pero el burro tiene éxito por insistidor, no por lo otro… ¿Se entendió no?».

Que el colegio del chiste esté ubicado en el barrio porteño de «Villa Devoto» tiene su aquel, pero lo que no tiene nada de chistoso y sí de grosero son sus aportaciones sobre la escuela pública que, en palabras de Milei, «es un mecanismo de lavado de cerebro». Obviamente, para ese discurso, el «insistidor» escogió un colegio privado ya que en ellos «los jóvenes llevan menos tiempo expuestos al mecanismo de lavado de cerebro que es la educación pública».

Diario de Pontevedra, 25/04/2024

La solución de Milei: implantación de la «Stasi» en el sistema educativo. Pues eso es lo que significa la medida anunciada por su gobierno de crear un «canal» para que padres y alumnos puedan denunciar «la actividad política que no respete la libertad de expresión» o cuando «no sientan que se esté respetando su derecho a educarse».

Sigamos con Milei. «¿Para vos la educación pública no tiene que ser obligatoria?», le preguntaban en una entrevista radiofónica. Su respuesta fue la siguiente: «¿Vos querés obligar a un ser humano a que haga algo?».

Y no contento con eso añadió: «El problema es que vos querés controlar a los seres humanos e imponerles tu patrón moral, y yo lo que creo es que le tenés que dar las posibilidades. ¡Eso de andar poniéndole pistolas en la cabeza a la gente para obligarlas a hacer lo que a mí me gusta, no me gusta!»

La educación como un mercado en lugar de como un derecho. Y no es un derecho porque, según Milei, «alguien lo tiene que pagar». Así es la escuela de la VLLC, siglas del ideario del presidente argentino: ¡Viva La Libertad, Carajo!

El modelo pretendido por el «insistidor» no es otro que la vuelta al sistema de cheques escolares, a los «vouchers». Un sistema que conduce a la segregación y la privatización de la enseñanza. Y si el «voucher» no llega para pagar el recibo, las familias tendrán que aportar la diferencia y, las que no dispongan de la «plata» necesaria, endeudarse con los bancos de por vida o invitadas, en nombre de la libertad, al pronto abandono escolar de sus hijos.

Es el mismo modelo que degradó el sistema educativo del Chile de Pinochet bajo los auspicios del economista Milton Friedman y sus «Chicago Boys». Por cierto, la dictadura chilena también fue pionera en la implantación de un sistema privado de pensiones que constituyó otro sonoro y cruel fracaso. Eso sí, Pinochet, que sabía con quien se jugaba los cuartos, implantó ese modelo a toda la población excepto a los militares, que siguieron contando con un sistema de pensiones garantizado por el Estado.

Volviendo a Milei y a su ¡Viva La Libertad Carajo!, no me digan que esa máxima no les rememora el modelo de «libertad tomando cañas» de Isabel Díaz Ayuso. Y, mientras se toman las cañas en libertad, la presidenta de la Comunidad de Madrid cede gratuitamente terrenos a las escuelas privadas en lugar de construir colegios públicos, tiene el dudoso honor de ser la Comunidad Autónoma que menos dinero invierte en educación pública por alumno y da becas para que paguen su educación privada las familias que ganan más de 100.000 euros al mes. ¡Viva La Libertad Carajo!

Nada tienen que ver estas políticas con el derecho social a una educación pública, gratuita, laica y de calidad, esto es, de equidad y excelencia. ¡Sigamos Luchando Carajo!

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