Lo que nos viene: «Pintar los labios a un cerdo»

Recientemente, la Corte Suprema de los Estados Unidos, en dos sentencias históricas referidas a las universidades de Harvard y Carolina del Norte, ha declarado inconstitucional la norma por la cual existía en las universidades norteamericanas una discriminación positiva en los criterios de admisión de los estudiantes negros y latinos. Esta disposición, conocida como la «afirmative action», se instauró para promover la diversidad y la integración racial, cuestión llevada ante los tribunales por los sectores más conservadores de la sociedad estadounidense y que, por desgracia, ha tenido eco en el Tribunal Supremo que cuenta actualmente con una clara mayoría conservadora.

Sonia Sotomayor, miembro del tribunal, jueza progresista y primera latina en el Tribunal Supremo, ha sido extraordinariamente clara en su voto particular en el que ha expresado su total discrepancia al afirmar que el fallo «hace retroceder décadas de precedentes y progresos trascendentales», y que «subvierte la garantía constitucional de igual protección al afianzar aún más la desigualdad racial en la educación, la base misma de nuestro gobierno democrático y sociedad pluralista».

Para ser exactos, hay que decir que, aunque esta decisión no implica acabar definitivamente con la «afirmative action», sí que «de facto» hará imposible en la práctica que los centros educativos tengan en cuenta ese factor, cuestión compartida por los jueces discrepantes y que Sotomayor señaló de forma expresa: «Este supuesto reconocimiento de que las universidades pueden, en algunas situaciones, tener en cuenta la raza en los ensayos de solicitud no es más que un intento de pintar los labios a un cerdo».

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«Este supuesto reconocimiento de que las universidades pueden, en algunas situaciones, tener en cuenta la raza en los ensayos de solicitud no es más que un intento de pintar los labios a un cerdo»
«Subvierte la garantía constitucional de igual protección al afianzar aún más la desigualdad racial en la educación, la base misma de nuestro gobierno democrático y sociedad pluralista»

Sonia Sotomayor, jueza del Tribunal Supremo de los EE.UU.

J. Biden

Hay que reseñar que la «afirmative action» no pretende que pueda acceder a las universidades más prestigiosas un alumnado que carezca de la cualificación necesaria. Ese no es el objetivo de esta norma. Lo que sí pretende es, en palabras del propio presidente Biden, que, una vez comprobado que las alumnas y alumnos obtienen las calificaciones y los resultados de las pruebas necesarias para poder optar, también se tenga en cuenta «la adversidad que ha superado un estudiante a la hora de seleccionarlo entre solicitantes cualificados». El presidente norteamericano señalaba también que las instituciones educativas deben mantener su compromiso por la diversidad , lo que «también significa examinar dónde creció el estudiante y dónde asistió a la escuela. Significa comprender las dificultades particulares a las que cada estudiante se ha enfrentado en la vida, incluida la discriminación racial».

D. Trump

Obviamente, sobra decir que la actitud del expresidente Trump fue radicalmente distinta, aplaudiendo con ganas esta sentencia del Tribunal Supremo: «Este es un gran día para Estados Unidos. Las personas con habilidades extraordinarias y todo lo demás necesario para el éxito, incluida la futura grandeza de nuestro país, por fin están siendo recompensadas. Esta es la sentencia que todo el mundo estaba esperando y deseando, y el resultado ha sido asombroso».

La reacción de Barack Obama tampoco se hizo esperar ante esta decisión de la Corte Suprema. La publicación en Twitter de lo que pensaba sobre esta sentencia no deja lugar a dudas: «La acción afirmativa nunca fue una respuesta completa en el camino hacia una sociedad más justa. Pero para generaciones de estudiantes que habían sido sistemáticamente excluidos de la mayoría de las instituciones clave de Estados Unidos, nos dio la oportunidad de demostrar que merecíamos un asiento en la mesa. A raíz de la reciente decisión de la Corte Suprema, es hora de redoblar nuestros esfuerzos».

Vaya todo esto como aviso a navegantes de lo que nos puede venir encima si los postulados de las derechas más conservadoras acaban instalándose en el gobierno de nuestro país. Si hay algo que caracteriza a esta corriente de pensamiento es la exclusión, rechazar todo aquello que suponga inclusión, pluralidad y diversidad y, por supuesto, suprimir la implementación de acciones de discriminación positiva para los sectores más vulnerables de nuestra sociedad. De triunfar sus tesis, me sumo a lo indicado por Sonia Sotomayor en cuanto a que significaría «retroceder décadas de precedentes y progresos trascendentales» y a que el maquillaje con el que pretenderán vendernos el producto no significará otra cosa que el «intento de pintar los labios a un cerdo».

Como indica Obama, llegó pues la hora de «redoblar nuestros esfuerzos».

Apostila final: Por cierto, esta sentencia que elimina la «affirmative action» advierte, en nota a pie de página, que lo indicado en la misma no afectará a los criterios de admisión de las academias militares de los Estados Unidos. Por lo visto, y nótese la ironía, que la «affirmative action» no va en contra de la seguridad nacional. Para los jueces que apoyaron la sentencia, los negros y latinos en West Point sí, en Harvard no.

Publicado en PontevedraViva, 3/7/2023
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