70º Norte: Dando cobijo a la distopía
Acabo de leer la novela de Xaime Toxo, “70º Norte”, recién salida del horno. Una obra en la que podemos leer en su contraportada, acompañando la foto de su autor, el siguiente texto:
“El colapso social acontece en las grandes áreas metropolitanas indiferentes a lo que no sea su propio ritmo desaforado de desarrollo.
Una plaga contagiosa con matices de maldición bíblica, lleva a la civilización postindustrial a los límites de la desaparición. En medio de una extinción, sin conciencia del peligro, un pequeño grupo intuye que la paradoja de la salvación radica en las personas que permanecieron aisladas nos remotos contornos de una naturaleza tan implacable como imprescindible.
La Colonia es cómo denominan el campamento nómada donde viven. Moverse hacia el norte no es una opción, sino una condición de supervivencia.
A miles de kilómetros del ruido de las urbes, el destino de la especie humana está en saberse una parte más del planeta que habita”.
Por tanto, y de forma clara, vislumbramos que la reciente pandemia provocada por la COVID fue el punto de partida que dio origen la esta novela. Finalizada la lectura, coloqué distraidamente el libro en una estantería y fue en ese instante cuando me fijé en que, por cuestión de meigas o por simple azar, quedó al lado de la obra de Bruno Latour titulada “Donde estoy?”.
Este hecho no llamaría mi atención de no ser porque el texto de Latour es, en palabras del propio autor, “un cuento filosófico, la mejor forma, a mi entender, de sortear la dolorosa experiencia del confinamiento para familiarizarnos con el cambio de cosmoloxía impuesto lo pones nuevo régimen climático”.
Allí en la estantería quedaban, capa contra capa, dos obras en las que la reciente y dolorosa experiencia de la pandemia ejerce un gran papel protagonista. Cuadraron juntos un principio y un final. Un principio, “70º Norte”, la primera novela de Xaime Toxo. Un final, la última obra escrita por Bruno Latour, el gran filósofo y sociólogo francés, su testamento literario inspirado en “La metamorfosis” de Kafka.
Xaime Toxo nos sitúanen un mudo distópico, frío y duro. A pesar de transcurrir gran parte de la misma a campo abierto, se torna claustrofóbica y angutiosa. No hay concesiones a la esperanza. Basta leer la reflexión del protagonista principal acerca de esta palabra:
-Esperanzas- musitou la palabra con un tono amargo.
Suponía un deseo o una renuncia? En cualquiera caso, desconfiaba de aquella palabra e intentaba no usarla; poseía a entramado de una trampa, con zonas oscuras de engaños que lo condenaban a melancolías innecesarias.
Como el gran poeta que es, Toxo compone una obra pausada, con la paciencia de uno orfebre de la palabra, que exige una lectura vagarosa y diletante. De cierto que el filósofo Rob Riemen nos indicaría la necesidad de una lectura “par coeur”, haciendo referencia a que “para tener conocimiento de un texto hace falla que se convirta en parte de un incluso, es decir: que sea parte de nuestro corazón”.
Al igual que acontece en el texto de Latour, Xaime Toxo convenirte su narración en un atroz bramido con el que quiere llegar al fondo de la conciencia de la humanidad para que esa esperanza desaparecida en la novela surja del compromiso de cada lector. Esa es su forma de dar cobijo a la distopía.