Núñez Feijóo y la Estrategia Tacatún
Allá por los años 70 del pasado siglo, Joe Rígoli protagonizaba un espacio de humor en las tardes de los domingos dentro del programa «Tarde para todos». El cómico argentino representaba un personaje de nombre Felipito Tacatún, un concursante que, a pesar de lo imposible que se lo ponían, acertaba a contestar las preguntas más inverosímiles y acababa siempre sus actuaciones con estas palabras: «¡Yo sigo!».
Este «¡yo sigo!», de Felipito Tacatún se viralizó en nuestro país y estaba presente en muchas de las tertulias y conversaciones de pequeños y mayores. No albergo ninguna duda de que Alberto Núñez Feijóo, que de aquella tendría unos 11 años, debió ver durante varios domingos este espacio cómico y aquella frase debió quedarle fijada para siempre en lo más íntimo de su ser y, por lo tanto, forma parte inseparable de su estrategia como político.
Es el Núñez Feijóo del ¡yo sigo! con la estrategia de Pablo Casado de deslegitimar desde el minuto cero el gobierno de Pedro Sánchez, que es lo mismo que tratar de deslegitimar unas elecciones democráticas y a la democracia en sí misma, sin importarle las consecuencias que dicha postura implica y que bien podemos ver en el asalto al Capitolio o en el reciente episodio protagonizado en Brasil por los seguidores de Bolsonaro.
Es el Núñez Feijóo del ¡yo sigo! votando en contra de cualquier medida que adopte este gobierno, aún a sabiendas que puedan ser convenientes para la ciudadanía, tales como la Reforma Laboral, la subida de las pensiones según el IPC, la gratuidad del transporte público o la bajada del IVA.
Es el Núñez Feijóo del ¡yo sigo! hablando del timo ibérico, siendo consciente de que esta medida, topar el precio del gas, fue valorada, también fuera de nuestro país, como una de las victorias políticas más importantes del Gobierno de Sánchez en el seno de la UE y que consiguió el fin pretendido de una importante rebaja de la factura eléctrica en nuestros hogares.
Es el Núñez Feijóo del ¡yo sigo! votando en contra de la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) aduciendo además que esa medida juega en contra del empleo, cuando la realidad –y lo sabe bien- ha demostrado lo contrario. También el Núñez Feijóo del ¡yo sigo! maldiciendo la Reforma Laboral, cuando –y también lo sabe bien- es una de los principales responsables de la recuperación del empleo en nuestro país y de la calidad del mismo.
Es el Núñez Feijóo del ¡yo sigo! diciendo que la inflación en España es de las más altas de Europa y que vamos hacia el colapso económico, cuando sabe que España en el pasado diciembre contaba con la inflación más baja entre los países de la zona euro y cerró el año con la mayor tasa de crecimiento.
Es el Núñéz Feijóo del ¡yo sigo! pidiendo rebajas fiscales –para aquellos que más tienen- y a su vez se opone a los impuestos a las grandes energéticas y a las grandes fortunas, sabiendo que con ello contribuye a la degradación de servicios públicos esenciales (sanidad, educación, prestaciones sociales,…) y así contribuye a una privatización que solo podrán permitirse los sectores más privilegiados de nuestra sociedad.
Es el Núñez Feijóo del ¡yo sigo! preparando el escenario para gobernar con la ultraderecha, sabiendo lo que eso significa en materia de merma de derechos y libertades como bien podemos ver en el bochornoso espectáculo de Castilla-León con un PP que calla de forma vergonzante ante el burdo ataque de VOX al derecho al aborto.
Es el Núñez Feijóo del ¡yo sigo! secuestrando el Consejo General del Poder Judicial, porque entiende que la separación de poderes y el respeto al mandato constitucional solo conviene cuando la «sensibilidad» de la mayoría es coincidente con la doctrina del PP.
Y podríamos seguir con este ¡yo sigo! –qué decir de cómo dejó la Sanidad Pública en Galicia-, pero creo que podremos resumirlo de este modo: ¡Yo sigo siendo el Núñez Feijóo de siempre!