Austeridad solo para pobres: McCarthy vs Feijóo
A primeros de este mes de junio, se aprobaba en Estados Unidos el pacto alcanzado entre el presidente Biden y el republicano Kevin McCarthy para elevar el techo de deuda. Un acuerdo in extremis en el que Biden tuvo que aceptar endurecer los recortes en ayudas sociales a cambio de poder elevar el techo de la deuda y que el Gobierno Federal no cayera en impago.
Un pacto que podemos resumir en la aplicación de fuertes reglas de austeridad al presupuesto de Estados unidos, pero con la característica de que tales reglas afectan directamente a las clases más vulnerables de la sociedad y en ningún modo a los sectores más boyantes del país.
Sobre este pacto se pronunciaba de este modo el senador Bernie Sanders: «La reducción del déficit no puede consistir solo en recortar los programas de los que dependen las familias trabajadoras, los niños, los enfermos, los ancianos y los pobres. Debe consistir en exigir que la clase multimillonaria y las empresas rentables paguen los impuestos que les corresponden, frenar el gasto militar descontrolado, reducir el precio de los medicamentos con receta y poner fin a los miles de millones de dólares en ayudas sociales a la industria de los combustibles fósiles y otros intereses empresariales».
La mejor prueba de que, efectivamente, estamos ante un plan que reclama austeridad a los pobres y no exige nada a los ricos la tenemos en la actuación del presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, quien, una vez negociado el acuerdo e incluso antes de que el Senado lo ratificara, comenzó con su misión de recaudar fondos para su campaña y para las campañas de aquellos candidatos esenciales para que el control de la cámara siga en manos de los republicanos.
«La reducción del déficit no puede consistir solo en recortar los programas de los que dependen las familias trabajadoras, los niños, los enfermos, los ancianos y los pobres»
Evento tras evento, McCarthy se dispuso a su recolección de fondos con ese tipo de actos en los que la alta sociedad millonaria y las corporaciones de mayor éxito firman generosos cheques por participar en las cenas y colocarse cerca del invitado estelar. En una de esas cenas, sentarse en la mesa principal se cotizaba a 100.000 dólares.
Podría argumentarse que la gente es muy libre para contribuir con sus donaciones a quienes libremente consideren, pero quizás debiéramos ser más rigurosos en el análisis y llegar a la conclusión de que tales donaciones no son más que una gran inversión de aquellos que más tienen para conseguir que las políticas de recortes no se acuerden de ellos, para que las subvenciones a sus empresas sigan por buen camino y que los recortes de impuestos beneficien a quienes que cuentan con mayores patrimonios y saldos más elevados en sus cuentas bancarias.
Por ello debo señalar a Núñez Feijóo. El actual presidente del Partido Popular acorde con su estribillo de «derogar el sanchismo» no pretende hacer otra cosa que la perseguida por McCarthy, esto es, reclamar una austeridad solo para los pobres y que deje a salvo a los ricos.
Los hechos están ahí. Ha sido el Partido Popular de Feijóo el que ha votado en contra de los impuestos a las grandes fortunas, a la banca y a las grandes empresas energéticas. Ha sido el Partido Popular de Feijóo y de Ayuso el que ha instaurado becas para que aquellas familias que ganan más de 100.000 euros al año puedan mandar a sus hijos e hijas a colegios privados. También ha sido el Partido Popular de Feijóo el que ha votado en contra de la subida del salario mínimo. Por supuesto, también ha sido el Partido Popular de Feijóo quien votó en contra de una Reforma Laboral que volvía a fortalecer a los sindicatos, permitiendo equilibrar sus fuerzas con la patronal al conseguir que fueran los convenios sectoriales los que sentaran los mínimos de los acuerdos retributivos y no empresa por empresa donde la fuerza de los trabajadores era mucho más reducida.
Podríamos seguir dando más ejemplos, véanse las líneas maestras de sus políticas impositivas, pero creo que la cuestión está bien clara y no hay margen de duda acerca del fin perseguido por el Partido Popular de Feijóo: austeridad solo para pobres.