Trump 0,5% vs 5% ¿Qué seguridad es más urgente?

Nos podemos imaginar a Donald Trump en una sala del Pentágono rodeado de fieles que en lugar de presumir de corbatas lucen kilos de medallas. Allí, como quien preside un lujoso casino, Trump vocifera como un poseso contra los socios europeos y les reclama una cuota inasumible, la cuota que le da la real gana, simplemente porque se ve con el poder de exigirla.
Mientras, en su propio país, millones de estadounidenses sobreviven con cupones de comida, sin seguro médico, sin capacidad de realizar un proyecto de vida, sin una vivienda digna, sin acceso a una educación de calidad.

«¿Qué seguridad es más urgente? ¿La que se mide en tanques o la que se construye con becas, viviendas dignas, sanidad eficiente y salarios decentes?»
Hablamos del país más poderoso del mundo. El país al que, como indica el sociólogo Matthew Desmond, le bastaría emplear el 0,5 de su PIB para erradicar la pobreza. No para paliarla, para erradicarla, pero ese objetivo no entra en la mente de Trump.
Para quien viaja cómodamente en su Air Force One, erradicar la pobreza no genera contratos, no dispara los valores en Bolsa, no incrementa el valor del Trumpcoin. Erradicar la pobreza no atiende a los intereses de sus excelsas amistades, los señores de la guerra. Raytheon, Lockheed, Northop, nombres que suenan a nobleza, pero que lo que hacen es construir bombas, radares, drones, aviones de combate, …

Trump no quiere saber nada que tenga que ver con la justicia y la equidad. Frente a la seguridad social, Trump defiende la seguridad con tanques y misiles. Detesta el resplandor de la justicia social, prefiere el brillo del titanio en los alerones de sus misiles.
Pero a Trump no le basta con vivir en la obscena paradoja de un país que con una propina del gasto del Pentágono podría borrar todo rastro de pobreza. Trump pretende exportar el modelo. Y sus diatribas contra España son el mejor ejemplo.
Según el informe realizado por los Técnicos del ministerio de Hacienda (Gestha), alcanzar en tres años el 5% de gasto en defensa que pretende imponer el plutócrata de Trump significaría un gasto de 107.000 millones de euros. Para hacerse una idea, y por poner un par de ejemplos, el gasto de España en Sanidad es de 90.000 millones y el de Educación de 70.000 millones.
Con un sistema educativo tensionado, una sanidad que aún arrastra las secuelas de la pandemia y una desigualdad que no decrece, pedir un esfuerzo presupuestario de esa magnitud es, como mínimo, una provocación.
¿De dónde sacamos los 107.000 millones?, ¿recortamos?, ¿en sanidad, en educación, en ayudas sociales, en pensiones?, ¿subimos los impuestos? En este último caso, el cálculo daría una cifra entre los 2.500 y los 3.000 euros por hogar y año. Ya es bastante difícil cuadrar las cuentas, como para además financiar los caprichos estratégicos de otro. Bien por un gobierno que sabe plantar cara.
La gran pregunta: ¿Qué seguridad es más urgente? ¿La que se mide en tanques o la que se construye con becas, viviendas dignas, sanidad eficiente y salarios decentes?