Fray Luis, Don Miguel, la Pandemia y la Dana

«Dicebamus hesterna die» (decíamos ayer), es la frase que tradicionalmente se pone en boca de Fray Luis de León el día en que, después de pasar cinco años en prisión, retornó a sus clases de Teología en la Universidad de Salamanca.

Miguel de Unamuno también recurrió a esta misma frase cuando, en la misma universidad, tras su destierro en Fuerteventura y autoexilio en Francia, pronunció estas palabras: “Como decíamos ayer”.

Diario de Pontevedra, 15/01/2025

Tenemos bien reciente en nuestra memoria el desdichado episodio de la Pandemia. En aquellos días hablábamos de la necesidad de un estado fuerte, con músculo suficiente para dar una respuesta rápida y eficaz a las necesidades del conjunto de la ciudadanía. Se exigía reforzar nuestro sistema sanitario público con más personal y más instrumentación clínica. Se solicitaba una provisión de recursos suficiente para disponer de ellos en futuros episodios de desgracias colectivas. Unas escuelas preparadas para impartir docencia a un alumnado confinado en sus casas. Millones de euros para soportar las pérdidas de las empresas y el paro forzoso de unos trabajadores que veían cerrados sus lugares de trabajo.

Ahora, con la Dana, volvemos a exigir de las administraciones públicas respuestas rápidas y eficaces. Y, por supuesto, una respuesta económica a la voz de ya, que permita contribuir a paliar el desastre que ha supuesto la pérdida de viviendas, comercios, industrias, coches y enseres, de tal forma que los afectados puedan rehacer sus vidas en el menor tiempo posible.

Paradójicamente, y al mismo tiempo, se escuchan por doquier las llamadas a las bajadas de impuestos. No a que sean más justos, no a que pague más quien más tiene, no a una mejor redistribución de las cargas. El mensaje es bien simple: “Bajada de Impuestos” y punto.

Una populista llamada de aires trumpistas, pero asentada en nuestro país desde los sectores conservadores y neoliberales. Un discurso que, en resumen, busca un estado más débil y menos solidario. Sin capacidad de respuesta y ayuda. Con servicios públicos privatizados: el que pueda que se lo pague y, el que no pueda, allá con su suerte.

Un lema, “Bajada de Impuestos”, que así, sin más, consigue que los más beneficiados sean precisamente los que más tienen. Algo que ya es una realidad en España y en Europa, aumentan los multimillonarios, se incrementa la desigualdad y disminuye la clase media que pasa a sumar efectivos entre las clases más desfavorecidas.

Quizás nos convendría, como sociedad, recordar lo que “decíamos ayer” y, haciendo oídos sordos a los cantos de sirena de los que detentan el poder económico, exigir unos impuestos que permitan un Estado Solidario, con Servicios Públicos basados en la Equidad y la Excelencia, pero -cuestión innegociable- bajo una rigurosa redistribución equitativa que consiga que aquellos que más tienen más aporten. Esto último sí que les rechina a más de uno.

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