Europa y la estrategia Coelho: unidos o de rodillas

No parece que sean buenos momentos para una Unión Europea que aparenta quedar fuera de la mesa en la que Estados Unidos, Rusia y China toman las decisiones que marcarán el futuro próximo del mundo.
Pareciera que retrocediéramos treinta años y volviéramos a la época en la que Kissinger Secretario de Estado de EEUU, declaraba a los periodistas que “yo llamaría a Europa si alguien me dijera el número”. Esto es, a la época de una Europa inmadura, dividida, más pendiente cada uno de los países que la componen de sí mismos que de conformar una estrategia conjunta.

Actualmente, ese mal crónico, esa división, se ve reforzada por unas fuerzas de ultraderecha que en Europa ejercen de monaguillos de Donald Trump o de Putin y que pretenden dinamitar todo aquello que pudiera apuntalar el objetivo de una Europa unida y con la fortaleza suficiente como para aparecer en el mundo como protagonista principal y no como un mero actor secundario.
Los gobiernos de progreso, con la excepción de España, están prácticamente desaparecidos y la derecha clásica vive bajo el complejo de las fuerzas ultra. Triste panorama para una Unión Europea que navega sin timón y al pairo de los vientos que le soplen. El panorama es todo menos alentador.
La Unión Europea debería releer el libro de cuentos “Os Meus Amores”, de Trindade Coelho, editado en el año 1891. Y, más concretamente, el cuento que cierra el libro: “Parábola dos Sete Vimes”. Esa lectura, sin duda, le aportará la única estrategia posible con la que poder recuperar su lugar en la geopolítica actual.
En ese cuento, Coelho narra el momento en el que un padre, viendo llegar la hora de su muerte, hace reunir a sus siete hijos y les manda recoger a cada uno un mimbre seco. Una vez cumplido el encargo, le pide al más pequeño que vaya rompiendo cada uno de los mimbres que trajeran sus hermanos, tarea que el menor hizo sin ningún esfuerzo. Volvió el padre a solicitar a sus hijos que fueran a traerle otro mimbre. Al volver, el padre entrelazó los siete mimbres y dijo a cada uno de los hermanos que partieran el haz en dos. Ninguno de ellos fue capaz. Ni siquiera el hermano mayor, el joven más fuerte de toda la aldea, consiguió partir aquél haz de siete mimbres.
La moraleja es bien clara. Solo una Unión Europea que responda a tal nombre, UNIÓN, tendrá la fuerza y solidez suficiente como para poder afrontar el papel pretendido en la esfera mundial. De no ser así, esa Unión Europea, que en su día fue ejemplo del desarrollo en su seno del Estado de Bienestar, tendrá que seguir aguantando, estupefacta, como un valido de Trump, insulto tras insulto, pretende darnos lecciones de principios, valores, ética y moral.
Solo queda una alternativa: o unidos o de rodillas.
Nota final: Esa unión, para ser creíble, también debiera implicar la unión fiscal, la unión para combatir la desigualdad, la unión para erradicar la pobreza,…
E xa están tardando. A demora produce desacougo e incertidume, non sabemos cara onde caminamos, que futuro se aveciña. Como ben dis no artigo, a Unión ten que facer honra a ese nome, agora xa, que se poñan man á obra, mañá será moi tarde.
Grazas polos teus artigo, sempre son ben recibidas. Apertas