El Gran Apagón: el mundo a oscuras, la razón en ruinas

El lunes, a las 12:30 del mediodía, España y Portugal se sumieron en la negrura absoluta. Un apagón eléctrico sin precedentes dejó a millones de ciudadanos sin luz, sin internet, sin televisión, sin semáforos, sin trenes. La Península Ibérica, en un instante, quedaba convertida en un escenario de sombras y desconexión.

Se fue la luz y con ella los móviles se convertían en trastos inútiles y las neveras en ataúdes de comida perecedera. Sin internet desaparecieron los “me gusta” y nos lamentamos de no encontrar nuestro viejo transistor a pilas.
¡Oscuridad total! Todos envueltos en un mismo sudor frío, mirándonos unos a otros con una expresión de «¿y ahora qué?».
Quedaba la vida sumida en una penumbra que no solo era eléctrica, sino también mental. La tecnología nos has hecho cada vez más vulnerables, pero también intelectualmente más indolentes.
La soberbia de quienes creíamos vivir en una sociedad avanzada quedaba hecha añicos. Pero la gran pregunta sigue flotando entre la niebla. ¿Cuánto tiempo llevamos apagados sin darnos cuenta?
Manuel Cruz ya nos lo había anunciado. Hace tres años, en su magnífico ensayo “El Gran Apagón”, el filósofo nos avisaba de que el problema de nuestra sociedad no era el colapso de unos generadores, sino el apagón de la razón, el apagón del pensamiento. Más que un libro, un grito profundo a cada uno de nosotros advirtiéndonos de como la distracción digital nos estaba robando la lectura reflexiva, el diálogo enriquecedor, el debate respetuoso, el pensamiento racional.
Si el siglo XVIII fue el Siglo de las Luces, el siglo XXI sería el Siglo del Eclipse de la Razón. Con su libro, Cruz nos convida a reflexionar acerca de como el pensamiento crítico se ahoga bajo el estruendo de las redes sociales, como la razón se apaga a una velocidad mayor que la batería de nuestro móvil.
Para el retorno a la razón se nos propone una solución: regenerar el diálogo, recuperar la controversia crítica, reconstruir el pensamiento racional. En el gran apagón de la red eléctrica los expertos indican la conveniencia de auditorías, comisiones de investigación, ajustes en la gestión energética, medidas de seguridad, todo ello para evitar futuros episodios. Como se ve, en ambos casos, razón y electricidad, la solución es la misma: volver a encender la luz.
Con lámpara eléctrica o con velas, reflexionemos acerca del rumbo que está tomando nuestra sociedad. Porque el problema no es que se vaya la luz, el problema es que, al volver, seguimos sin ver nada.